GUSTAVO ADOLFO
MARAIMA 2013
EL ROL DEL
COLEGIO
CATOLICO EN
UN MUNDO
SECULARIZADO
BASADO EN EL LIBRO: JESUS, MAESTRO
Y PEDAGOGO DE ANTONIO PEREZ
ESCLARÍN (2008)
ORACION DE ENTRADA
Señor, tú que eres
el único y verdadero Maestro,
concédeme la gracia de ser,
a ejemplo tuyo, maestro para mis alumnos.
Haz que yo sepa, con mi vida,
educarlos en la libertad
y, con mi sabiduría, capacitarlos
para un auténtico compromiso
hacia los demás.
Haz que yo sea capaz de hablarles de ti
y de enseñarles a hablar contigo.
Que ellos se den cuenta de que son amados
y de que yo sólo busco su verdadero bien.
Haz que mi amistad contigo sea la fuente
de mi amistad con ellos.
Jesús Maestro, gracias por haberme llamado
a tu misma misión.
Que mi docencia sea un reflejo de la tuya.
Amén.
DATOS SOBRE
ANTONIO PEREZ ESCLARÍN
FORMACIÓN
Licenciado en Filosofía.
Universidad Católica del
Ecuador.
Master in Divinity.
Woodstock College of
New York.
Licenciado en
Educación. Universidad
Nacional Experimental
Simón Rodríguez de
Venezuela.
Doctor en Filosofía.
Universidad Católica del
Ecuador.
JESUS, MAESTRO Y PEDAGOGO.
EL MAESTRO JESUS
“El maestro está allí y te llama” (Juan 11,28), le dice
Marta a María en el relato de la resurrección de
Lázaro.
“Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y
no hemos pescado nada; pero en tu palabra echaré
las redes” (Lucas 5, 5), le responde Simón cuando
Jesús, tras una jornada de enseñanza, le propone que
meta la barca mar adentro y eche las redes.
“Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para ganar la
vida eterna?” (Marcos 10, 17), le pregunta el Joven
Rico.
EL MAESTRO JESUS
El propio Jesús se autodefinió como maestro. Mateo
nos cuenta que, en los preparativos de la Ultima Cena,
cuando los discípulos le preguntan “¿Dónde quieres
que preparemos la comida de la Pascua?”, Jesús les
contestó: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y
díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca
y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu
casa” (Mateo 26, 17-18). Pero también ser maestro es
ponerse a los pies de los discípulos. El camino del
maestro es el del servicio y la entrega sin condiciones,
hasta la muerte.
EL MAESTRO JESUS
Los maestros seguidores de Jesús debemos alimentar
nuestra vocación de servicio en la eucaristía. Si
nuestras eucaristías no son reuniones fraternales de
oración y compromiso, de comulgar con el proyecto
de Jesús, y no salimos de ellas vigorizados y más
dispuestos a imitarle, son eucaristías falsas. Celebrar
la eucaristía es alimentar nuestra adhesión a Jesús
Maestro, intentar proseguir su misión de construir un
reino de hermanos.
EL MAESTRO JESUS
Sin duda alguna la verdadera escuela de Jesús fue el
hogar, y sus padres, José y María fueron sus
verdaderos maestros. Lo mejor que le pasó a Jesús en
toda su vida fueron José y María. De ellos no sólo
aprendió, un oficio y los aspectos religiosos y
culturales del pueblo judío de su época, sino que
experimentó tal piedad, tal confianza, tal seguridad,
tal cariño y cercanía que de ellos aprendió a sentir y
llamar a Dios como Abbá,.
LA ESCUELA DE LA VIDA
Si el hogar fue la primera gran escuela de Jesús, es
evidente que la vida fue también para él una
excelente maestra., y hasta podríamos afirmar que se
hizo maestro en la escuela o la universidad de la
vida.
LA ESCUELA DE LA VIDA
El trabajo y la vida, el contacto con todo tipo de
gente, le enseñaron a descubrir y valorar la profunda
sabiduría de los simples y sencillos, y a despreciar y
rechazar todos esos estudios y títulos que se utilizan
para oprimir y creerse superior a los demás.
LA ESCUELA DE LA VIDA
Fue, sin embargo, en la oración donde Jesús fue
adquiriendo esa especial sabiduría que haría de Él el
Maestro extraordinario que sedujo a las multitudes,
“porque nunca nadie había hablado como Él”. La
sabiduría que Jesús poseía no venía de los estudios y
los títulos, sino que venía de Dios, que oculta las
cosas importantes “a los sabios y prudentes y las
revela a los pequeños” (Mateo 11, 25). Por eso, sólo
Él “tiene palabras de vida eterna” (Juan 6, 68), y las
palabras que Jesús comunica “son espíritu de vida”
(Juan 6,63); sólo El es “el Camino, la Verdad y la Vida”
(Juan 14,6).
EL DISCERNIMIENTO QUE VIENE DEL PADRE
Es inconcebible un educador cristiano, un seguidor de
Jesús, que no sea un hombre de oración. Oración ya
no para obtener beneficios y favores, sino para
discernir la voluntad del Padre y permanecer fiel en su
cumplimiento.
EL PEDAGOGO JESUS
Ciertamente, El no desarrolló ni escribió ningún
tratado o libro de pedagogía, pero evidentemente
ejerció su función de maestro de un modo muy
especial, lo que evidencia que, si nos detenemos a
analizar su práctica, el modo como enseñaba,
encontraremos fácilmente una serie de principios
pedagógicos que pueden iluminar nuestro hacer
educativo.
EL PEDAGOGO JESUS
Una propuesta educativa genuinamente cristiana debe
promover la formación integral de las personas, de
modo que puedan desarrollar todas sus
potencialidades y se constituyan en los protagonistas
del proyecto de sus vidas para llegar a la plenitud de
hijos del Padre y hermanos de todos, y de este modo
vayan construyendo el Reino de Dios en la tierra, una
sociedad nueva, sustentada sobre la justicia, la libertad
y el amor hecho servicio.
EL PEDAGOGO JESUS
El objetivo de la educación cristiana, y en
consecuencia del análisis de la pedagogía, no puede
ser otro que la formación integral y multidimensional
de la persona en sus diversas etapas evolutivas
(infancia, adolescencia, adultez y vejez) y en los
diversos contextos ambientales y culturales, de modo
que se comprometa con la libertad, el bienestar y la
dignidad como hijo de Dios y hermano en Jesús de
todos los hombres y mujeres.
EL PEDAGOGO JESUS
Jesús enseñaba vida, por eso hablaba con autoridad.
No era un funcionario que recita lecciones, que
enseña programas. El transmitía vida, su vida, hablaba
desde lo profundo de sus vivencias y experiencias.
Hablaba con el corazón. Por eso, convencía y
admiraba. A Jesús le interesaba llegar a la gente,
provocar su reflexión y su conversión, ayudarles a que
se plantearan en serio su vida, el porqué y el para qué
de su vida.
PEDAGOGIA LIBERADORA
En definitiva, Jesús asumió y ejerció su libertad
creativa para liberar de todo tipo de ataduras que
impiden a las personas alcanzar su plenitud. Su
enseñanza y su pedagogía son caminos de liberación.
Siempre reafirmó con sus enseñanzas y
comportamiento el valor absoluto de la persona,
frente a la cual todo debe ser relativizado y en
función de cuya realización debe orientarse.
PEDAGOGIA LIBERADORA
Frente a la ley, Jesús propuso un nuevo mandamiento:
el amor, que no es un deber, sino que es una opción
por el otro, por todos los otros. Una opción que no
se hace una vez y ya, sino que se renueva todos los
días. El amor es un modo de vida: hay que elegir vivir
amando siempre y en todas las circunstancias.
PEDAGOGIA CRITICA
El buen educador, como el poeta, es un permanente
hacedor de preguntas. Estimula a sus alumnos a
desarrollar el arte de pensar, que sólo es posible si
aprenden sistemáticamente a preguntar y a dudar. La
pregunta y la duda y no la respuesta constituyen lo
medular en los procesos educativos. Tener preguntas
es querer saber algo, manifestar hambre de aprender.
En consecuencia, una buena educación más que
enseñar a responder preguntas, debe enseñar a
preguntar respuestas y a dudar sobre las propias
convicciones.
PEDAGOGIA CRITICA
Jesús fue un pedagogo que nunca forzó los procesos
de sus alumnos. No se aprovechó ni de su liderazgo
ni de su poder para forzar el normal desarrollo de las
libertades. Con los apóstoles, que no terminaban de
comprender su mensaje, mostró una paciencia
increíble. Aceptó su lentitud, sus contradicciones y
dureza, sin renunciar a su formación. Nunca juzgó,
nunca se impuso, más bien invitó: “Si quieres, si estás
dispuesto”.