Anda di halaman 1dari 7

HISTORIAS REALES DE NIÑOS

SALVAJES
La niña de los lobos, en México

En 1845, los habitantes de México vieron a una niña corriendo en cuatro patas con una manada de lobos
atacando a un rebaño de cabras. Un año después, se le vio con esos mismos lobos comiendo a una cabra. En
1852, se le volvió a ver amamantando a dos cachorros lobos pero corrió hacia el bosque. Nunca se le volvió a
ver.
Oxana Malaya, en Ucrania

En 1991, Oxana vivía con algunos perros en una perrera. Ella tenía ocho años de edad y llevaba viviendo con
perros durante seis. Sus padres eran unos alcohólicos y una noche, la dejaron a fuera. En búsqueda de calor,
la pequeña de tres años de edad se adentró a la perrera y se acurrucó con los perros mestizos. Este acto se
convirtió, seguramente, en el parteaguas que le salvó la vida. Ella solía comportarse más como un perro que
como un humano, debido a la poca interacción con los humanos. Ella sólo aprendió a decir “sí” o “no”.
Ahora, tras 30 años de terapia intensiva, Oxana aprendió habilidades verbales y sociales básicas similares a
las de un niño de cinco años. Desde entonces trabaja en una granja veterinaria.
Shamdeo, en India

Cuando se descubrió a Shamdeo en 1972, él sólo tenía cuatro años de edad. Él estaba jugando con cachorros
de lobos: su piel era sumamente oscura y tenía los dientes y las uñas afiladas, cabello enmarañado y callos
en las palmas, codos y rodillas; le encantaba cazar pollos, comer tierra y ansiaba sangre. Se vinculaba
excesivamente bien con los perros. Eventualmente se acostumbró a dejar la carne cruda, a nunca hablar
aunque a usar algunos signos lingüísticos, hasta que lo admitieron en Mother Theresa’s Home for Destitute
and Dying, en Lucknow, India, donde fue rebautizado como Pascal. Murió en febrero de 1985.
Prava, el niño pájaro, en Rusia

Tenía tan sólo siete años cuando lo encontraron en 2008 en un departamento de dos recámaras. Vivía con su
madre de 31 años, quien lo encerró en una recámara llena de jaulas de pájaros, alimentos y desechos. Ella
trataba a su hijo como si fuera otra mascota, otro pájaro. Si bien nunca lo golpeaba, ella nunca le hablaba ni
interactuaba con él. La única comunicación que Prava tenía era con los pájaros. No podía hablar, sólo piaba.
Cuando no entendía, lo único que hacía era mover sus brazos y manos como un ave. Finalmente su madre lo
dejó en un hospital, donde acudió al área de psicología donde los doctos intentan rehabilitarlo.
Marina Chapman, en Colombia

En 1954, Marina fue secuestrada con tan sólo cinco años de edad. Sus secuestradores la abandonaron en la
selva, donde una familia de monos capuchinos la adoptó durante cinco años. Desde entonces ella comía
raíces, plátanos y arándanos; dormía en huecos de árboles y caminaba en cuatro paras. Una vez, se enfermó
del estómago. Un mono mayor la llevó a un lago a tomar agua, la forzó a beberla a vomitar y entonces
empezó a recuperarse. Se solía llevar bien con los monos más jóvenes y aprendió a montar árboles y a
descubrir los alimentos saludables.
Genie, en EE.UU.

Cuando el padre de Genie decidió considerarla “retardada” y contenerla en un asiento de baño para niños en
una pequeña recámara de la casa, fue cuando la condenó a vivir encerrada durante más de diez años. Ella
incluso dormía en la silla. Cuando tenía 13 años, en 1970, su madre la llevó a cuidados pediátricos, donde
una trabajadora social notó su condición. No sabía controlar sus esfínteres y caminaba a manera de conejo.
No podía hablar ni emitir sonido alguno. Poco a poco aprendió a hablar con pequeñas palabras, aunque no
podía estructurarlas gramaticalmente. Aprendió también a leer textos simples y a desarrollar algunas
herramientas sociales. Sin embargo, sus capacidades continuaban siendo limitadas. En algún punto, volvió a
vivir con su madre pero pasó varios años donde familias adoptivas abusaron de ella. Regresó al hospital sin
volver a hablar.

Anda mungkin juga menyukai