CURSO : HISTORIA FECHA DE PRESENTACION : 21/11/18 En el Perú, justo antes de la llegada de los españoles, mandaban los incas, pueblo belicoso y militarista que desde mediados del siglo XV se había extendido vertiginosamente por toda el área fundando un auténtico imperio, o Tahuantinsuyo, que abarcaba desde las actuales Colombia hasta Chile, siendo por ello el más extenso que jamás existió en la América prehispánica. A la cabeza estaba el emperador inca que disponía del poder absoluto sobre todo lo que se encontraba dentro de los límites de su imperio. La capital se encontraba en Cuzco. Tras la muerte del inca Huayna Cápac en 1525 dos de sus hijos se consideraron legítimos herederos de su imperio: Huáscar y Atahualpa. El primero se asoció con la nobleza de Cuzco y el segundo con la de Quito. La guerra civil estalló y tras 3 años de durísimas batallas Huáscar fue hecho prisionero y ejecutado por orden de su hermano Atahualpa, quedándose con todo el poder incaico hasta que poco después lo perdió en la ciudad de Cajamarca donde fue hecho prisionero por las huestes españolas de Francisco Pizarro durante la conquista del Perú Los primeros indicios de la existencia del Perú fueron a través del conquistador Núñez de Balboa que oyó hablar a caciques nativos de Comogre sobre esos ricos territorios situados muy al sur y que solo eran accesibles a través de un gran mar aún no encontrado aún: el Mar del Sur y que él mismo descubriría poco después, en 1513. Balboa quiso organizar expediciones hacia esos mágicos y aún no conocidos territorios pero su muerte dio al traste con sus planes Fue el capitán Francisco Pizarro quien poco después también oyó hablar a varios caciques de riquísimas tierras que se encontraban en dirección sur, pero en aquellos momentos era prácticamente imposible organizar expediciones en esa dirección por no contar con una base logística adecuada en la orilla pacífica. No fue hasta que la capital de Castilla del Oro fue trasladada desde Santa María de la Antigua del Darién a la nueva ciudad de Panamá, construida a orillas del nuevo océano descubierto, y que gracias a su estratégico emplazamiento proporcionó la base necesaria para la organización de expediciones a esas nuevas regiones. Tras la muerte del inca Pizarro nombró como nuevo emperador a un joven hermano de Atahualpa, Túpac Huallpa, y partieron hacia Cuzco, capital del imperio incaico, en donde se procedería al nombramiento formal del nuevo inca. Pero este nunca llegaría a Cuzco ya que murió envenenado en Jauja por un general quiteño de Atahualpa. Pizarro envió por delante a Hernando de Soto como avanzadilla de la hueste española. Antes de llegar al Cuzco se le ofreció otro hijo de Huáyna Cápac para ser emperador: Manco Cápac o Manco Inca Yupanqui. Pizarro lo aceptó, le convenía tener a un nativo junto a él, de esta manera los quechuas se unieron a los españoles en su lucha contra los quiteños, a los que querían expulsar a su reino del norte. Cuando llegaron a las puertas del Cuzco, los quiteños lucharon denodadamente para mantener sus posiciones pero en cuanto vieron que iba a ser imposible frenar el avance hispano-quechua decidieron marcharse y dejar libre la ciudad. El 14 de noviembre de 1533 Pizarro entró en el Cuzco aclamado como el liberador de los incas frente a los quiteños y como el vengador de la muerte del inca Huáscar. Dispuso refundar bajo instituciones españolas la ciudad de Jauja para situar en ella la capital administrativa de la nueva gobernación.