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LA REVOLUCIÓN RUSA

La revolución rusa de 1917 es uno de los grandes aconticimientos


del siglo XX. Significó el triunfo del movimiento obrero organizado
en un país que se constituyó en el primer Estado anticapitalista.
Durante los años siguientes este sistema político fue el modelo que
siguieron muchos partidos políticos, organizaciones y personas en
todo el mundo, que consideraban injusta la sociedad liberal y
capitalista.
La revolución rusa dio paso a una de las tres opciones que han
compartido la vida política y social del siglo XX; las otras dos
fueron la democracia liberal y la dictadura conservadora o fascista.
EL ABSOLUTISMO ZARISTA
• A comienzos del siglo XX, el absolutismo zarista y la consiguiente falta
de libertades impedía el desarrollo normal de la vida política y frenaban
la modernización del país.
• En esta época Rusia era una gran potencia europea y, al mismo tiempo,
uno de los países más atrasados del continente.
• Estas contraposiciones motivaron el nacimiento de una oposición política
al zarismo que se manifestó en la revolución de 1905, antecedente de la
gran revolución de 1917, que pondría fin al imperio zarista.
Una de las principales causas para el estallido de la revolución fue el
descontento con el zar Nicolás II, que ejercía un poder despótico y vivía en
la más absoluta riqueza, mientras que el pueblo ruso se moría de hambre y
se encontraba sin recursos por las continuas batallas perdidas frente a
Alemania durante la 1ª Guerra Mundial .
Socialmente, Rusia era una mezcla de desarrollo y atraso. La diferencia
entre la minoría, dueña de grandes fortunas, y la mayoría de campesinos y
obreros industriales, que vivían en condiciones miserables, era radical.
Otro de los grandes problemas sociales era la falta de una clase media, una
burguesía fuerte que habría podido modernizar el país y atenuar las
desigualdades.
Otra de las causas por las cuales se da la revolución rusa era el atraso
económico del país. Este atraso era evidente en el desarrollo tardío de la
industria y en que gran parte de las empresas estaba en manos de capitales
extranjeros. Aunque el proletariado industrial creció rápidamente entre
finales del siglo XIX y principios del XX, era poco numeroso: en 1913, solo
había tres millones, lo que suponía en torno a un 5%, mientras que la
población campesina era más del 80%. Vivían en condiciones miserables,
parecidas a las que padecieron, cien años antes los obreros ingleses, belgas
o franceses. El hecho de estar concentrados en grandes fábricas favoreció la
extensión de las ideas revolucionarias. Pronto se hicieron cada vez más
frecuentes las protestas, que luego pasaron a huelgas y terminaron en
grandes revueltas. Muchos de estos obreros se agruparon en organizaciones
sindicales conocidas como soviets.
A pesar de dificultades que la monarquía zarista podía presentar, fueron
surgiendo grupos políticos que reclamaban cambios profundos y acabar con
el absolutismo

Los principales grupos políticos fueron los siguientes:

• Partido Constitucional Demócrata


• Partido Socialista Revolucionario
• Partido Obrero Socialdemócrata Ruso: Bolcheviques y mencheviques.
• PARTIDO CONSTITUCIONAL DEMÓCRATA
Este partido estaba compuesto fundamentalmente por la nueva clase media
de las ciudades (profesiones liberales, intelectuales), que deseaba implantar
una monarquía parlamentaria, similar a las existentes en otros países
europeos
• PARTIDO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO
Se presentaba como el representante del campesinado ruso, aunque el
partido siempre estuvo bajo el control de los intelectuales.
Fue probablemente el partido con mayor apoyo durante el periodo
revolucionario de 1917 y el principal rival del Partido Bolchevique.
PARTIDO OBRERO SOCIALDEMÓCRATA DE RUSIA
• BOLCHEVIQUES
Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, representaban a la izquierda
marxista, defendían la insurrección revolucionaria y se oponían a
cualquier alianza con la burguesía liberal.
• MENCHEVIQUES
Los mencheviques, o socialistas moderados, aceptaban colaborar con
los demócratas para derrocar el zarismo e instaurar una democracia,
similar a las existentes en Occidente.
El estallido revolucionario de 1905 sirvió de precedente y referente al de
1917. Fue fruto del malestar que provocó la crisis económica que azotaba
Rusia, y del descontento causado por la derrota militar frente a Japón.
El hecho que desencadenó el proceso revolucionario ocurrió el 9 de enero de
1905, cuando una muchedumbre de 200.000 personas, desarmada,
compuesta por obreros, campesinos, mujeres y niños, dirigida por el
sacerdote Gapón, posible confidente de la policía y colaborador del
régimen, se encaminó hacia el Palacio de Invierno, residencia del Zar en
San Petersburgo
El objetivo de la muchedumbre era hacerle llegar al zar una serie de
peticiones: mejoras salariales, jornadas de ocho horas, etc.
Por respuesta obtuvieron una violenta represión que se manifestó con más
de mil manifestantes muertos.
La Gran Guerra evidenció las carencias de la Rusia zarista y la revolución
de febrero de 1917 puso fin al zarismo. La incapacidad de los nuevos
dirigentes para solucionar los principales problemas del país propició el
triunfo de los bolcheviques en la revolución de octubre de ese mismo año.

LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO
La primera etapa de la revolución está signada por la caída del Zar y la
asunción de Alejandro Kerensky como primer presidente de la República
(Revolución de Febrero). Los obreros y soldados eran dirigidos por los
Mencheviques, socialistas moderados. Entre ellos se organizó un consejo
que representaba a la clase trabajadora, el “Soviet”, de gran influencia en
el establecimiento de la República.
LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
Los socialistas radicales, en general bolcheviques, se encargaron de liquidar
el antiguo régimen mediante la creación de la República Federal Comunista.
Lenin fue el líder de esta revolución. Los campesinos y soldados se volvieron
contra el gobierno provisional bajo su conducción, que rezaba “Todo el
poder para los Soviets” con la fértil promesa de “Paz, tierra y pan”.
Lenin asumió el gobierno de Rusia el 25 de octubre del calendario nacional,
por lo que a esta revolución se la conoció como Revolución de Octubre. Su
gobierno estaba respaldado por León Trotsky, quien era jefe del ejército
rojo.
El gobierno bolchevique afrontó las principales reivindicaciones populares:
la paz, el reparto de la tierra y el respeto a las nacionalidades.
Posteriormente, la guerra civil asoló el país. La implantación de la Nueva
Política Económica consolidó el régimen comunista y produjo una mejora
económica mediante concesiones parciales al capitalismo.
De la mano de Stalin y Trotsky, Lenin promulgó una serie de decretos que
pretendían satisfacer las principales reivindicaciones de las clases
populares.
El poder soviético y la dictadura del proletariado se convirtieron en los
pilares básicos de la Rusia revolucionaria.
Otro de los principales objetivos del nuevo gobierno era la paz, por lo que
tras una serie de pactos firmados con Alemania y Austria-Hungría, los
rusos pusieron fin a la Gran Guerra el 7 de marzo de 1918 y consiguieron
así salvar la revolución.
LA GUERRA CIVIL
Entre 1918 y 1920, el nuevo régimen se enfrentó a una guerra civil que asoló el
país, promovida por las fuerzas antirrevolucionarias y por la intervención
extranjera. Sin embargo, el régimen comunista se consolidó con la creación de la
URSS.
Francia, Reino Unido y Japón querían frenar el contagio revolucionario y castigar al
nuevo régimen que había expropiado todas las grandes inversiones de capitales
extranjeros y que se negaba a devolver los empréstitos de la época zarista.
Enviaron pequeños cuerpos expedicionarios, pero, sobre todo, aportaron capitales y
armas a los ejércitos antirrevolucionarios, conocidos como los blancos, que estaban
enfrentados a los revolucionarios del Ejército Rojo. El ejército rojo, dirigido por
Trotsky, adquirió una notable eficacia que le permitió acabar con los ejércitos
blancos a finales de 1919.
Finalmente la Guerra Civil se saldó con la muerte de millones de rusos que murieron
de hambre y de enfermedades.
Stalin protagonizó el segundo periodo de la historia de la URSS. Instauró una
dictadura personal, consolidó el régimen soviético y convirtió la URSS en una
gran potencia. Los grandes pilares del estalinismo fueron la socialización de
la tierra y la planificación económica.
LA SUCESIÓN DE LENIN
Tras la muerte de Lenin, la elección del nuevo presidente soviético quedó en
manos del Comité Central del Partido. Dos eran los candidatos: Trotsky, que
insistía en la idea de la revolución mundial; y Stalin, que defendía la tesis del
«socialismo en un solo país».
Aunque en un principio la lucha por el poder estaba igualada, paulatinamente
la posición de Trotsky se fue debilitando. Perdió los cargos que acumulaba,
fue detenido y reportado a Siberia, y, finalmente, fue expulsado de la URSS en
1929. Acabó sus días en México, donde fue asesinado por un español, agente
de Stalin.
Stalin instauró un régimen dictatorial mediante el empleo de métodos
brutales y la eliminación de toda oposición, incluso dentro del Partido
Comunista.
A partir de 1933, se llevaron a cabo depuraciones internas dentro del
partido, motivadas por la enfermiza obsesión del dictador, que creía ver
conspiraciones continuas contra él. Cualquier crítica se convertía en un
complot que debía erradicar.
La sociedad soviética era en 1939, muy diferente a la de 1917. El poder
soviético se había consolidado y el Partido Comunista dominaba todos los
aspectos de la vida de la URSS. La propiedad privada había sido abolida y
la interpretación soviética del marxismo se había hecho realidad. El país se
había industrializado y las ciudades habían crecido de forma considerable.
Finalmente, la URSS se había convertido en una potencia económica
mundial y un amplio consenso acompañaba al régimen estalinista, aunque
todo ello se había conseguido gracias a un alto precio humano.
• Trabajo realizado por Rafael Baturone Serván

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