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Ciudadanía: Modelos y Actualidad

Integrante: Jonathan Alexander Agudelo Ortiz


Docente: William Peña Portilla
CIUDADANIA: Diferentes Perspectivas y Afirmaciones
• En el plano jurídico formal la cuestión de la ciudadanía se resuelve por la definición
de un marco normativo de derechos y deberes de observación obligatoria para el
conjunto de individuos abarcados en una comunidad histórico-territorial, denominada
nación.
• En el orden político-ideológico, la ciudadanía se refleja como la autocomprensión
dominante que se define como portadora del contenido integrador de la sociedad, a
menudo en una afirmación que no admite validación empírica
• El término “ciudadanía” procede etimológicamente del vocablo latino cives, que
designa la posición del individuo en la civitas.
• La idea romana de ciudadanía hace referencia a un status integrado por un núcleo
compacto e indesmembrable de derechos y deberes que definían la posición de las
personas libres en la República.
• En las teorías contemporáneas de orientación comunitarista, prevalece una acepción
natural de la ciudadanía. Se la concibe como un factor innato y necesario que
determina la inserción del individuo en el grupo étnico y/o cultural al que pertenece.
• La realización de los derechos humanos exigía, según Marx, una emancipación
humana que se produce cuando el hombre y el ciudadano se funden; esto implica el
reconocimiento y organización de sus propias fuerzas como fuerzas sociales y, por
tanto, no separar de sí mismo la fuerza social bajo la forma de la fuerza política.
MODELOS DE CIUDADANIA
La ciudadanía no es algo unívoco, en el sentido de que no se entiende de una única manera. En este recorrido
histórico dicha circunstancia ha quedado suficientemente clara, y en la modernidad esta pluralidad no es una
excepción. Ahora los tres principales modelos de ciudadanía a partir de los que se ha configurado nuestra más
reciente historia sociopolítica: el liberal, el republicano y el comunitarista (aunque hay algunos más, como el
diferenciado, el multicultural, postnacional etc.) Configuran o estructuran de cierta manera, los diferentes
ideales y las diferentes doctrinas u o metodologías que imparte el estado para con el pueblo, enfatizando
principalmente en los modelos de mayor relevancia en la actualidad.
• Ciudadanía liberal
• Ciudadanía republicana
• Ciudadanía comunitarista
• Ciudadanía diferenciada
• Ciudadanía multicultural
• Ciudadanía postnacional
• Cosmopolitismo cívico
CIUDADANÍA LIBERAL
El modelo liberal de ciudadanía, hegemónico durante décadas, se caracteriza por
defender los siguientes puntos principales:
• Libertad: el liberalismo entiende la libertad como la no interferencia del Estado (no
dominación) con respecto a la voluntad soberana del individuo.
• Uso instrumental de la moral pública: la moral se reserva para el ámbito privado,
quedando reducida la moral pública a la esfera que establece la legalidad. Según
este esquema, todo se basaría en una racionalidad estratégica que separaría
claramente lo público de lo privado
• El individualismo es el elemento más importante de la ciudadanía liberal. Por lo
general, el bien individual queda por encima del bien común, y la finalidad del
Estado es únicamente instrumental.
• Participación política: el liberalismo, basa la relación del individuo con la política a
partir de la lógica del beneficio particular. Sólo el individuo es el que puede
defender sus intereses, nadie más puede hacerlo, incluido (o sobre todo) el Estado.
• Neutralidad del Estado: el Estado debe quedar al margen de las morales
comprehensivas y de la concepciones particulares del bien, y por tanto no debe
posicionarse o intervenir abiertamente en cuestiones éticas.
CIUDADANÍA REPUBLICANA

Este modelo ha ido adquiriendo más relevancia debido a algunos problemas del modelo
liberal, en la segunda mitad del siglo XX. De todas formas, aunque se plantee como una
alternativa al citado liberalismo, no pocos autores consideran que es inevitable un acuerdo
entre una y otra opción, un modelo mixto.

• Idea de libertad: cobra más importancia que en el caso del liberalismo el vínculo del
individuo con la comunidad, aunque sin alcanzar los extremos del comunitarismo. El
individuo puede desarrollar sus fines propios siempre y cuando no entren en clara
oposición con el principio de lo público.
• Igualdad: el republicanismo no se conforma con un tipo jurídico-formal de igualdad, sino
que exige una igualación más profunda que permita corregir todas las desigualdades
posibles.
• Justicia: el republicanismo enfoca la justicia hacia el ciudadano, de una manera en la que
priman los “derechos del ciudadano” en lugar de los “derechos del hombre”
• Ciudadanía deliberativa y activa: se incentiva en este modelo la vertiente deliberativa de la
discusión pública. El objetivo es que la ciudadanía pueda participar en estos procesos de
interacción dialéctica o, en su defecto, que se mantenga bien informada del contenido de
los mismos.
• La educación del ciudadano: la idea principal es que el ciudadano-demócrata no nace, sino
que “se hace”, y por ello es preciso una educación formativa en este sentido.
CIUDADANÍA COMUNITARISTA
El comunitarismo, como su propio nombre indica, privilegia la comunidad al
individuo, poniendo por delante los vínculos de adhesión grupal con respecto a la
libertad individual, y quedando el bien común por encima del pluralismo.
El modelo comunitarista lleva al extremo las citadas reflexiones de Aristóteles sobre
el vínculo individuo-comunidad, pues considera que no puede existir un yo previo a
la constitución de la colectividad, al ser ésta la que genera y determina a los
individuos que forman parte del grupo.
El nacionalismo es uno de los casos más extendidos de comunitarismo. Básicamente,
se estructura a través del esquema inclusión/exclusión, pretendiendo apuntalar un
nosotros fuerte en el sentido antagónico, que marque (o absolutice) diferencias con
aquellos que quedan fuera del cerco de lo propio.
Otra variante destacada del comunitarismo es el comunismo, pero sobre él me
extenderé poco, pues los abusos ligados a este modelo han quedado perfectamente
claros a lo largo del siglo XX en los países que han adoptando como sistema político
un régimen de este tipo. En algunas ocasiones se lee a gente que no entiende cómo
ideologías en teoría tan opuestas como el comunismo y el nacionalismo tienen, en la
práctica de la política mundial (también regional), unas afinidades tan fuertes.
LA NOCIÓN DE CIUDADANÍA EN EL DEBATE LATINOAMERICANO
El tema ha adquirido importancia fundamental en la justificación de la política pública en todo el continente, sobre
todo porque permite imaginar la cuestión social a partir de la integración activa de fenómenos económicos, sociales y
culturales, y también abordar aspectos de la vida social —como los antagonismos de género, étnicos y ambientales—
que plantean grandes desafíos a los regímenes políticos y a la estabilidad de los procesos económicos. En América
Latina el renacimiento del debate sobre esta cuestión es contemporáneo con el período de transición democrática que
se generaliza en toda la región desde mediados de la década de 1980.
Por ello la primera afirmación que puede presentarse es que el tema de la ciudadanía está íntimamente ligado a la
cuestión más general de la forma democrática de gobierno. Una vez establecidos los términos del pacto político
prodemocrático, las sociedades inician un debate respecto de las características particulares de esa relación entre los
individuos y el poder.
En lo que sigue se pasa revista a algunos elementos de la discusión conceptual alrededor de la cuestión de la
ciudadanía y sus implicaciones en el debate sobre lo político en América Latina. Para Sojo hay que revisar algunos
elementos y sus implicaciones sobre la conceptualización de la ciudadanía en el debate político en América Latina que
son:
1-El concepto en su formulación clásica de la sociología inglesa de la postguerra.
2-Las implicaciones del proceso de globalización
3-y por ultimo ciertas contribuciones basadas en la experiencia latinoamericana de la década de 1990.
MARSHALL Y LA NOCIÓN CLÁSICA
La visión de Marshall acerca de la ciudadanía responde mas a una lógica distintiva, Marshall creía que las clases sociales se
podrían comprender sobre la base de dos procedimientos analíticos:
1. Una comprensión ciertamente weberiana (“La sociedad de clases constituye una división jerárquica basada
principalmente en las diferencias de ingresos, riquezas y acceso a los recursos materiales. Aunque las clases no son
grupos cerrados y un individuo puede moverse de una clase a otra”)
2. Las formas más modernas derivadas de la industrialización, ambos conceptos (ciudadanía y clases sociales) a punta a
principios opuestos. Por un lado el concepto de ciudadanía para Marshall es un status que todos aquellos que son
miembros plenos de una comunidad, todos los que poseen dicho status son iguales con respecto a derechos y deberes. Y
Clase social es un sistema de desigualdad y también, como ciudadanía puede basarse en un conjunto de ideales,
creencias y valores.
Marshall distingue 3 elementos en la noción de ciudadanía:
• Derechos Civiles. Los cuales están compuestos por “los derechos necesarios pura, la libertad individual”: libertad de
expresión, pensamiento y religiosa, derecho a la propiedad y a la justicia.
• Derechos Políticos, la cuales son los que dan el derechos a la participación del poder político como miembro o elector.
• Derechos Sociales, los cuales dan derecho a gozar de un bienestar económico y seguridad, gozar de un patrimonio social
y vivir conforme a los estándares de la sociedad.
Para los derechos civiles el ente garante son las cortes de Justicia y el logro de los derechos de ciudadanía civil tiene mucho
que ver con la consolidación de formas de administración de justicia, durante el siglo XVIII las cortes jugaron un papel
fundamental, lo cual fue fundamental también para el desarrollo capitalista industrial. En los políticos su automatizan
plenamente al menos para los hombres para elegir y ser electos, el origen de los derechos sociales se remontan a mediados
del siglos XIX con políticas de protección a los pobres y de regulación de ingresos, sin embargo para Marshall todo esto se
da en un mercado liberal, la solución de esta paradoja en que la institución de la ciudadanía propone derechos a los
individuos pero impone deberes o responsabilidades.
CIUDADANÍA Y GLOBALIZACIÓN
El principal reto en la actualización del pensamiento de Marshall es, a mi parecer, la adecuación de sus propuestas a las
condiciones cambiantes del mundo capitalista de la época posterior a la guerra fría.
Para Thomas Bottomore la dimensión formal de la ciudadanía ha quedado en tela de juicio a partir de la expansión de
tres fenómenos:
1. la tendencia creciente a la migración no solo desde los países periféricos a las potencias desarrolladas sino entre
polos de desarrollo dentro de las mismas periferias (éxodo rural- urbano) que ha implicado demandas crecientes,
sobre todo de derechos sociales.
2. Una tendencia a la internacionalización del trabajo legal que exige facilidades de desplazamiento y resistencia legal a
extranjeros.
3. El problema más general de la relación entre residencia y ciudadanía así como la definición de “nación” como el
locus exclusivo de la ciudadanía
La ciudadanía y los derechos hablan únicamente de la estructura formal de una sociedad además, indican el estado de la
lucha por el reconocimiento de los otros como sujetos de interés validos, valores pertinentes y demandas legítimas.
García Canclini hace una reflexión sobre los efectos de estos nuevos asideros de identidad para la formación de
ciudadanías en lo que denomina la “participación creciente a través del consumo”, esta consciente de que la racionalidad
del beneficio del individual que orienta el consumo no favorece necesariamente propósitos de solidaridad y bien común.
Propone una acción política para convertir a los consumidores en ciudadanos por medio de redención del rol social del
mercado y de la integración social por medio de subsistencias culturales que se definen en la socio territorialidad
nacional.
Los requisitos de una sana articulación del consumo con el
ejercicio de la ciudadanía son tres:
• acceso fácil a una oferta vasta, diversificada y representativa
de los mercados de bienes y mensajes
• Control de calidad de los productos, basado en una adecuada
información y capacidad de resistencia a la propaganda.
• Participación democrática de los principales sectores de la
sociedad civil en las decisiones del orden material, simbólico,
jurídico y político donde se organizan los consumos.
Los avances en los procesos de integración social considerados en
el plano de ciudadanía extendida no ocurre de modo secuencial y
ordenado, Esta claro que una revisión contemporánea sobre la
cuestión de la ciudadanía debe incorporar el efecto de contar con
flujos de información y comunicación mas avanzadas que acercan
a los individuos la posibilidad de reconocer y seleccionar
opciones de política o de consumo.
AMÉRICA LATINA Y EL TEMA DE LA CIUDADANÍA
La dinámica de construcción social de derechos y deberes tiene de particular en América Latina
que se da en medio de experiencias de transición democrática y con prácticas socioculturales
destinadas a preservar rasgos de identificación colectiva en el entorno político-autoritario.
La idea de ciudadanía resulta adecuada para encarar los desafíos sociopolíticos de América
Latina, en mi opinión, por dos razones centrales. En primer lugar, porque parte de un precepto de
igualdad que concuerda con el propósito de la modernización democrática aunque se enfrente a
los efectos de las reformas económicas y de la organización actual de la estructura productiva. En
segundo lugar, porque como lo señala Roberts (ed., 1998) permite una aproximación integral a
las cuestiones políticas, económicas y sociales, que posiblemente sea el único camino para hacer
frente a un escenario futuro que parece privilegiar siempre el crecimiento de las empresas por
sobre el bienestar de las personas. Es en cierto modo una posibilidad de comprender la
democracia que no se relaciona sólo con las capacidades del Estado, por un lado, o con la
generación de libertad y riqueza en el mercado, por otro.
Desde diversas perspectivas analíticas, el tema de la ciudadanía se ha instalado en la reflexión
sobre el desenvolvimiento político de las democracias latinoamericanas enfrentadas en algunos
casos a las tendencias disgregadoras de una cultura de la globalización que ejerce fuerza
centrífuga sobre la formación de identidades nacionales. Desde otras perspectivas se ha
examinado el impacto de la transformación productiva en la consolidación de formas menos
deficitarias de integración social y, de manera muy especial, se han estudiado las características
de las experiencias de exclusión y de ciudadanías deficitarias, particularmente las relacionadas
con la preocupación de los estudios de género por la evolución de las formas de discriminación
contra las mujeres.
GRACIAS POR SU ATENCIÓN
Formando líderes para la
construcción de un nuevo país en
paz

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