Protección para las vías respiratorias que tienen por objeto proteger al usuario contra la inhalación
de humos, gases tóxicos, polvos, neblinas y vapores producidos durante las operaciones, que
garantizara un ajuste hermético a la cara del portador, independientemente de que la piel esté
seca o mojada y que su cabeza esté en movimiento.
Agrega que el ajuste de un equipo de protección respiratoria depende de variables como la capacitación
en su uso correcto; los movimientos, gesticulaciones y posturas del usuario mientras realiza las
actividades; presencia de vellosidades en el rostro del usuario o por la talla del respirador en relación con
el tamaño del rostro de la persona, entre otros.
Por este motivo, el Instituto de Salud Pública insiste en las principales recomendaciones para su correcto
uso:
Verificar que la máscara se adapte perfectamente al rostro del usuario, de modo de impedir la entrada de
contaminantes. Para ello se deben realizar los chequeos rutinarios y las evaluaciones objetivas de ajuste
del equipo.
El usuario debe estar afeitado, ya que los vellos forman intersticios entre la máscara y la piel, lo que
dificulta un buen ajuste y permite la entrada de aire contaminado a las vías respiratorias del usuario.
El usuario debe usar una máscara de tamaño adecuado a su rostro, ya que existen en tallas S, M y L.
Se debe realizar una mantención y limpieza de la máscara en forma periódica, tanto para evitar la
contaminación externa como para prolongar la vida útil del equipo.
Cuando se trata de un equipo que filtra aire, se debe tener la precaución de que el filtro sea adecuado a
la naturaleza del contaminante (filtro para partículas, filtros específicos para gases y vapores o filtros
mixtos).
Si no existe suficiente oxígeno en el aire, se debe recurrir a equipos que lo provean.