terapia de juego
“uso sistemático de un modelo teórico para establecer un proceso
interpersonal en que terapeutas capacitados utilizan los poderes terapéuticos
del juego para ayudar a los clientes a prevenir o resolver dificultades
psicosociales y a alcanzar un crecimiento y desarrollo óptimos”
Los terapeutas se esfuerzan por reconocer, admitir y utilizar los poderes
curativos del juego, poderes terapéuticos, conocidos también como
mecanismos de cambio que son las fuerzas activas del juego que ayudan a
los clientes a superar problemas psicosociales y a alcanzar un desarrollo
positivo.
A partir de sus raíces psicoanalíticas, el campo de la terapia de juego sigue
ampliando su base teórica y es aplicada en todo el mundo a clientes de todo
el ciclo de vida. Existe diversidad de enfoques teóricos en la terapia de juego,
incluyendo el psicoanalítico, el centrado en el niño, el cognitivo-conductual,
la Gestalt, el prescriptivo y el integrativo.
A partir de su trabajo con el pequeño Hans, Sigmund
Freud llevó a la práctica de la psicoterapia la idea del
juego terapéutico. Para él, el juego cumple tres
funciones principales: fomentar una autoexpresión, la
satisfacción del deseo y dominio de los sucesos
traumáticos.
Para dominar los eventos traumáticos por medio del
juego, el niño los recrea con un sentido de poder y
control de la situación.
Este proceso, denominado abreacción, se distingue de
la catarsis porque incluye la recreación y el dominio de
la experiencia en sí en lugar de la simple liberación del
afecto.
Melanie Klein continuó con la idea de usar el
juego para la terapia infantil en un marco
psicoanalítico. En particular, creía que el juego
permite aflorar el material inconsciente, y que
el terapeuta podría entonces interpretar los
deseos y conflictos reprimidos del niño para
ayudarlo a entender sus problemas y
necesidades.
Klein coincidía con la aproximación gradual a
la comprensión y asimilación de las
experiencias negativas, así como con la
necesidad de revivir y dominar esas
experiencias por medio del juego (Klein, 1955).
Ella trabajó con niños más pequeños que los
que atendían los psicoanalistas tradicionales.
Margaret Lowenfeld llevó esta idea más lejos y
desarrolló la Técnica del Mundo, la cual implica
una caja de arena y acceso a agua y a objetos en
miniatura que representan objetos a mayor escala.
Los terapeutas de juego con arena por lo general
disponen de una gran selección de miniaturas,
como personas, animales, edificios, objetos de
escenografía, medios de transporte, arquetipos y
seres sobrenaturales.
En la Técnica del Mundo los niños reciben la
oportunidad de crear un mundo imaginario en el
que pueden expresar lo que desean y donde
pueden desarrollar mundos reales o fantásticos,
pacíficos o agresivos, ordenados o caóticos.
Otra psicoanalista que usó el juego de manera
terapéutica fue Anna Freud (1946), ella
contribuyó a llevar la terapia infantil en particular
el análisis infantil a un escenario usado de
manera más amplia.
Creía que el juego es importante porque permite al
terapeuta establecer una alianza terapéutica con
el niño. La investigación reciente ha sugerido que
para que la terapia sea eficaz se necesita una
relación terapéutica fuerte.
Virginia Axline dio un enfoque más humanista y
centrado en la persona a la terapia infantil y de juego.
Axline (1947) defendió la creencia de que las
condiciones necesarias para el cambio terapéutico son
la consideración positiva incondicional, la
comprensión empática y la autenticidad.
También afirmó que los niños pueden expresar sus
pensamientos, sentimientos y deseos por medio del
juego mejor que con palabras.
Los poderes terapéuticos del juego pueden clasificarse en ocho categorías
generales: comunicación, regulación emocional, mejora de la relación, juicio
moral, manejo del estrés, fortalecimiento del yo, preparación para la vida y
autorrealización.
los límites a la conducta del niño son mínimos, de vez en cuando es necesario
establecerlos por dos razones principales:
1) asegurar la seguridad física del niño y el terapeuta,
2) prevenir la destrucción de los materiales y el cuarto de juego.
El primero, construcción del rapport, involucra a las sesiones iniciales en que
el niño y el terapeuta empiezan a establecer una relación de trabajo. De
acuerdo con la orientación terapéutica, la naturaleza de esas sesiones de
juego por lo general es de apoyo y brinda al niño el tiempo para sentirse
seguro y cómodo.
La segunda etapa, de trabajo, es la más prolongada de las tres y es donde
ocurre buena parte del cambio terapéutico. En esta etapa el terapeuta
selecciona y aplica el agente, o agentes, más apropiados inherentes al juego.
La etapa final de la terapia de juego es la terminación. El terapeuta y el niño
han empleado el proceso terapéutico para mejorar o resolver los problemas
presentados. Se pretende que la etapa de terminación permita al niño y a la
familia apropiarse de los cambios ocurridos y preparar el terreno para
continuar las mejoras.