Los judíos, desde la antigüedad y hasta hoy, hacen de los diezmos parte
de su estilo de vida en la adoración a Dios. En la actualidad los judíos son
los más bendecidos y prosperados, ellos manejan la economía mundial, y
tienen grandes negocios. Es raro ver a un judío pobre.
Porque los diezmos que ellos dan al Señor desatan las siete bendiciones.
Si queremos que estas bendiciones nos alcancen, seamos fieles en traer
nuestros diezmos y ofrendas al Señor.
Cuando tú presentas los diezmos al Señor, abres las ventanas de los
cielos. Esto significa que Dios te abrirá la mente con su poder para darte
habilidad, creatividad, innovación de cómo hacer dinero. Cada ventana en
la Biblia es una nueva oportunidad para hacer dinero.
Las ventanas también pueden significar:
• Lluvias para tus siembras
• Provisión financiera en tiempos de escasez
• Riquezas en sobreabundancia
• Visión, ideas, imaginación, creatividad, innovación.
“Para hacer dinero tú necesitas el poder de hacer riquezas. Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las
riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este
día” (Deuteronomio 8:18).
La segunda bendición que trae el diezmo es la sobreabundancia
de tus riquezas. Todos los hombres ricos de la Biblia que
honraron a Dios con sus diezmos, experimentaron la bendición
de la sobreabundancia. La voluntad de Dios para su iglesia, es
llevar a sus hijos a este nivel de prosperidad. Si tú eres una
persona próspera y bendecida, serás un instrumento para que el
reino de Dios avance en la conquista de la televisión, la radio, la
edificación de la casa de Dios, las grandes cruzadas evangelistas.
El devorador es un espíritu de pobreza y miseria que se transmite de generación en
generación. En Cristo Jesús esta maldición ha sido rota, pero muchos no ven la
bendición en sus vidas por estas razones:
• Negocios prósperos
• Proyecciones con futuro
• Nuevos niveles financieros
• Liberación de deudas
• Paz en la economía
• Multiplicación de tus riquezas
“…para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas…
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:7-8)
La bendición del diezmo traerá sobre tu cabeza una corona de honra y
prosperidad que la gente de tu alrededor dará testimonio de tu
bendición, y en tu ciudad y nación te llamarán bienaventurado.
La prosperidad que los diezmos desatan sobre tu vida hará de ti una tierra
deseable, y tendrás gracia y favor con Dios y los hombres para avanzar y
conquistar las finanzas.
Si sembró arroz será absurdo esperar una cosecha de trigo, si sembró café
jamás cosechará frijoles. El principio de la siembra y la cosecha es que el
hombre cosechará de acuerdo a la clase de semilla que fue sembrada.
Si tú siembras amor cosecharás amor, si siembras amistad cosecharás
amistad, si siembras dinero cosecharás dinero. Tu prosperidad financiera
vendrá cuando aprendas estos principios; Dios no se moverá por tu necesidad
sino por tus semillas financieras sembradas en el reino de Dios.
Yamil Jiménez dice: “Si quiero levantar una cosecha de dinero nunca lo
lograré sembrando oración, ayuno o alabanza, sino sembrando dinero.”
2.La proporción de la semilla.
“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus
frutos…”
(Proverbios 3:9)
Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti (Génesis 28:22)
Dios es un Dios de pactos, si tú pactas con Dios, Él honrará tu
pacto. En cierta oportunidad David y Jonatán hicieron un pacto
(1Samuel 20:14-16).
El pacto fue que David nunca quitaría su misericordia de la casa
de Jonatán. Después de la muerte de Jonatán el pánico se
apoderó de la casa real, pues sacaron al hijo de Jonatán, Mefi-
Boset, y mientras corrían el niño cayó de los brazos de la
nodriza quedando lisiado de las dos piernas.
Mefi-Boset era un hijo de pacto, pero durante veinteaños de su vida vivió
en Lodebar que significa “pastizales estériles”. En Lodebar vivió veinte
años de su vida en escasez, necesidad, pobreza, sin esperanza ni futuro,
pero un día David se acordó de su pacto y dijo: “¿Ha quedado alguno de
la casa de Saúl a quien yo haga misericordia por amor de Jonatán?”.
Ante esta pregunta hubo un hombre llamado Siba que dijo: “Aún ha
quedado un hijo de Jonatán lisiado de los dos pies… está en la casa de
Maquir en Lodebar”. Y David honró su pacto diciendo: “No tengas temor,
porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu
padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre, y tú comerás
como siempre a mi mesa”.
El pacto de Jonatán rompió la pobreza y la miseria de Mefi-Boset en
Lodebar. Si tú pactas financieramente con Dios el pacto romperá tu
pobreza, tu miseria; si tú pactas con Dios por tu familia, matrimonio,
negocio o salud, Dios honrará tu pacto y te concederá los deseos de tu
corazón.
2. La suficiencia.
Dentro de este nivel hay muchos que viven con lo justo para cubrir sus
necesidades del día y de la semana, pero no tiene el poder económico para ahorrar,
comprar cosas, disfrutar un fin de semana, salir de vacaciones familiares o viajar al
extranjero, porque lo que ganan es sólo para cubrir sus necesidades básicas. Los
cristianos que viven en esta condición tienen grandes problemas, ya que no
pueden sembrar en el reino de Dios.
3. La abundancia.
En este tercer nivel son pocos los cristianos que están disfrutando la abundancia
de Dios. Los que viven en este nivel gozan de la vida, se dan el gusto de ir a un
buen restaurante, viajar al extranjero, invertir en negocios, comprar casas, apoyar
financieramente la obra de Dios, sembrando en ministerios o iglesias.
4. La sobreabundancia.
En este cuarto nivel financiero son muy pocos los que están viviendo. En este nivel
vivieron Abraham, José, Job, Salomón; los que viven en este nivel son los
multimillonarios, a quienes Dios ha bendecido con grandes riquezas. El propósito
de Dios es llevar a sus hijos hacia el cuarto nivel financiero. Para entrar en la
abundancia y en la sobreabundancia tenemos que movernos en la revelación de la
siembra y la cosecha.
Tuya es la decisión de vivir en los niveles que
la vida presenta, eres tú quien eliges vivir en
escasez, suficiencia, abundancia o
sobreabundancia; lo que tú decidas eso te
vendrá.