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Las crisis convulsivas se dividen en dos fases, la fase tónica y la fase clónica, de donde se deriva
su nombre, aunque las crisis convulsivas tónico-clónicas son frecuentemente precedidas por
un aura.
Aura ocurre porque las crisis convulsivas tónico-clónicas generalmente se inician en una región
aislada del cerebro, conocida como el foco convulsivo, y gradualmente se extienden a todo el
cerebro, produciendo la pérdida de la consciencia y alcanzando las fases tónica y clónica de la
convulsión. El aura de una crisis convulsiva es una crisis parcial simple que aún no se ha
desarrollado a una generalización secundaria, y sus síntomas pueden incluir:5Sensaciones
súbitas e inexplicables de miedo, ira, tristeza o felicidad
Náuseas
Sensación de movimiento o caída
Experiencia de sensaciones o sentimientos inusuales
Alteración de los sentidos del oído, olfato, gusto, visión o tacto (alucinaciones sensoriales)
Sensación de que el ambiente no es real (desrealización) o de desprendimiento del ambiente
(despersonalización)
Sensación de distorción espacial (objetos cercanos se perciben como
lejanos, micropsia o macropsia)
Déjà vu (falsa sensación de familiaridad) o Jamais vu (falsa sensación de infamiliaridad)
Déja vu (falsa sensación de familiaridad) o Jamais vu (falsa
sensación de infamiliaridad)
Dificultad o inhabilidad para el lenguaje hablado
En algunas ocasiones la persona puede perder el estado de
conciencia mientras continúa teniendo actividades motoras
automáticas, haciendo movimientos extraños o repetitivos (como
halar su ropa o chasquear los labios) hacia el final del aura,
indicando que la crisis ha evolucionado de una crisis parcial
simple a una crisis parcial compleja, pero que aún no ha alcanzado
la generalización secundaria suficiente para iniciar una crisis
convulsiva tónico-clónica. Un aura puede durar desde unos pocos
minutos hasta varias horas.
Fase tónica, la persona rápidamente pierde la consciencia al tiempo
que los músculos esqueléticos se contraen súbitamente, causando
movimientos bruscos de las extremidades, los cuales pueden hacer
que la persona caiga.
La fase tónica generalmente es la más corta de la convulsión, con una
duración de algunos segundos. La persona puede hacer vocalizaciones
cortas como un gemido fuerte o un grito por la expulsión forzada del aire de
los pulmones. Fase clónica los músculos de la persona empiezan a
contraerse y relajarse rápidamente, causando la convulsión. Estas pueden
variar desde pequeñas contracciones articulares, hasta violentas sacudidas
o vibraciones de las extremidades. La persona puede enrollarse en posición
fetal para luego extenderse mientras la convulsión se generaliza. Los ojos
generalmente se mueven hacia arriba o se cierran y la lengua
frecuentemente sufre laceraciones o abrasiones por la contracción
sostenida de la mandíbula. Los labios y las extremidades pueden tornarse
azulados, y en algunos casos puede haber incontinencia urinaria
El estado postictal ocurre invariablemente por fatiga física y neurológica
después de una crisis convulsiva tónico-clónica. Generalmente hay
confusión y amnesia del episodio después de recuperada la consciencia,
que gradualmente desaparecen al mismo tiempo que la persona se da
cuenta de que tuvo una crisis.
Crisis generalizadas convulsivas
Crisis tónico-clónicas o “gran mal”: La fase tónica se inicia con la contracción de
los músculos en flexión o en extensión. Dura de 10 a 30 segundos. La respiración se
interrumpe. El enfermo puede emitir un grito agudo por el espasmo de la laringe y
tiene la mandíbula apretada. La fase clónica comienza con sacudidas muy breves y
poco amplias, que progresivamente se hacen más amplias, violentas y espaciadas,
sincronizadas y simétricas en las cuatro extremidades. Dura alrededor de 1 minuto. El
enfermo suda y babea. La respiración es entrecortada. Puede haber taquicardia y
subida de la tensión arterial. Es frecuente que el enfermo se lastime al caer y se orine.
Puede morderse la lengua. Al despertar de la crisis, el paciente está confuso y no
recuerda lo sucedido, tiene dolor de cabeza y dolor muscular. Puede estar cansado y
dormir varias horas.
Crisis atónicas : Se produce una pérdida del tono postural, es decir, los músculos
“pierden su fuerza”. Provocan la caída del paciente. Pueden durar desde unos
Crisis generalizadas no convulsivas
Ausencias típicas o “pequeño mal”: Se manifiestan por una
pérdida brusca de consciencia sin pérdida del tono postural. El
comienzo y fin de la crisis es brusco. La mayoría dura menos de diez
segundos. La crisis se manifiesta como una desconexión del
paciente con su entorno. El enfermo interrumpe la actividad que
estaba realizando en ese momento y mantiene la vista fija, el rostro
inexpresivo, y los párpados entornados. Cuando recupera la
consciencia reanuda la actividad interrumpida y la mayoría de las
veces no recuerda lo sucedido. Pueden ser frecuentes al despertar o
ser facilitadas por la fatiga, el sueño y la fotoestimulación
intermitente. Son sensibles a la hiperventilación (respirar muy
rápido).
Ausencias atípicas: Se caracterizan por la pérdida brusca de la
consciencia. El comienzo es más gradual y son más prolongadas. El
enfermo puede sufrir una inconsciencia parcial y deambular
durante las crisis. Suelen ir acompañadas de trastornos del
aprendizaje o bajo nivel intelectual.
Crisis epilépticas focales
Tratamiento farmacológico inadecuado.
Mala adherencia al tratamiento.
Trasnoche (=deprivación de sueño).
Alteraciones hidroelectrolíticas y/o metabólicas
Ej.: disminución de CO2 en hiperventilación.
Estímulo visual intermitente (luz intermitente).
Stress.
DSM IV
El DSM-IV La Epilepsia como una Enfermedad Médica se debe anotar en el Eje III.