Ivette Cardona
La jurisdicción constitucional se erige a través de dos sistemas:
MODELOS DERIVADOS:
1- Control mixto o dual
Procesal:
Para cumplir con su finalidad, el amparo se vale de un proceso
jurisdiccional autónomo y no de un recurso como se le ha calificado por
algunos autores, el cual se encuentra determinado por la naturaleza de la
pretensión que se acciona –fundamentada directamente en la
Constitución- frente a la que el órgano competente, en aplicación de los
preceptos que determinan su admisión, desarrollo y conclusión, decide
estimar o no la pretensión.
En síntesis, el proceso de amparo se perfila como una garantía
jurisdiccional subjetiva que se concreta en un proceso, y de ahí su
connotación procesal, en el que se plantea una pretensión ante un
órgano jurisdiccional –Sala de lo Constitucional- con el objeto de
remediar la lesión constitucional.
Constitucional:
En este primer contexto, dicha garantía se desarrolla en su
respectivo ámbito jurídico como un mecanismo procesal con
carácter constitucional y por tanto indisponible para el órgano
legislativo, el cual atiende a la finalidad que cumple dicha
institución en el Estado democrático de derecho que la Constitución
predica.
Extraordinario.
El agravio o perjuicio del que conoce la Sala de lo
Constitucional, debe también referirse a una violación de tipo
constitucional y no de legalidad, lo cual determina su carácter de
extraordinario en cuanto a la materia que conoce, pues dicho
mecanismo de protección, no está estructurado para revisar desde una
perspectiva legal las actuaciones de los funcionarios o autoridades que
actúan dentro de su competencia .
Presupuesto procesal:
1- Agotamiento de recursos reglados en el proceso o procedimiento en
que se hubiese suscitado la violación al derecho constitucional
2- Se exige el agotamiento de los recursos reglados pero de aquellos
que puedan, efectivamente, subsanar el acto; es decir, de aquellos que
brinden una protección eficaz, de lo contrario, no es necesario su
agotamiento.
3- Que se trate de recursos ordinarios y no extraordinarios, como sería el
recurso de casación.
4- No obstante que no se exige como requisito de procedibilidad el
agotamiento de procesos jurisdiccionales ordinarios, sino sólo recursos, y de
éstos los ordinarios y los que resulten efectivos para el caso concreto, la Sala
exige que si previo a incoar el amparo se hubiese promovido otras vías
ordinarias expeditas para remediar el acto lesivo, lo que se ha calificado
como las “vías seleccionadas o escogidas”, éstas deben agotarse
íntegramente, previo a incoarse el amparo, todo con el fin de que el acto
reclamado no admita otro medio de tutela que no sea el proceso de amparo.
La Sala como consecuencia de una reinterpretación del requerimiento de agotar los recursos
expeditos para impugnar el acto lesivo a derechos constitucionales, califica la idoneidad del
recurso en cuestión, como nuevo requisito procesal, estableciendo lo siguiente:
Naturaleza jurídica
Se trata de una garantía o mecanismo procesal de control concreto.
Se entiende por control concreto, la protección que realiza la Sala de
los derechos que el impetrante estima vulnerado por la concurrencia
de un acto en concreto, que es el que motiva la pretensión del
amparo.
Definición:
• Dimensiones de la igualdad:
1-Ante la ley o en la ley
2-En la aplicación de la ley
• Los derechos sociales como ámbito de protección
Por una parte, se entiende que “la finalización de la vigencia del plazo de
un contrato no es el criterio determinante para excluir, liminarmente y
sin más, la estabilidad de quienes están vinculados con el Estado bajo
esa modalidad, ya que, en definitiva el trabajo no varía su esencia por la
distinta naturaleza del acto o de la formalidad que le dio origen a la
relación laboral.
“Con fundamento en lo anterior, para determinar que una persona es
titular del derecho a la estabilidad laboral contenido en el Art. 219 Inc. 1
de la Cn. se debe analizar, independientemente de que aquélla preste
sus servicios al Estado en virtud de un contrato y de que en éste se haya
consignado un determinado plazo de conformidad con el Art. 83 de las
DGP, si en el caso concreto concurren las particularidades siguientes:
¨i) que la relación laboral sea de carácter público y, por ende, que el
trabajador tenga el carácter de empleado público, ii) que las labores
desarrolladas pertenezcan al giro ordinario de la institución, esto es, que
sean funciones relacionadas con las competencias que le han sido
atribuidas; iii) que la actividad efectuada sea de carácter permanente, en
el sentido de que deba ser realidad de manera continua y que, por ello,
quien la preste cuente con la capacidad y experiencia necesarias para
desempeñarla de manera eficiente;
y iv) que el cargo desempeñado no sea de confianza, circunstancia
que debe ser analizada con base en los lineamiento fijados por la
jurisprudencia de este Tribunal, es decir, que no se trate de un
cargo de alto nivel, que no se posea un amplio margen de libertad
para la toma de decisiones y que no exista una vinculación directa,
del trabajador con el titular de la institución.” (Sentencia de amparo
Ref. 2-2011 de 19-XII-2012).
Los derechos políticos como ámbito protegido del amparo
• - Art- 117: “Es deber del Estado proteger los recursos naturales, así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo
sostenible.--- Se declara de interés social la protección, conservación,
aprovechamiento racional, restauración o sustitución de los recursos naturales, en
los términos que establezca la ley.--- Se prohíbe la introducción al territorio
nacional de residuos nucleares y desechos tóxicos.
• Importancia de la sentencia
““El término autoridad para los efectos del amparo comprende a todos
aquellos funcionarios de disponen de la fuerza pública en virtud de
circunstancias, ya legales, ya de hecho y que, por lo mismo, están en
posibilidad de obrar, no como simples particulares, sino como individuos
que ejercen actos públicos, siendo “autoridades” especiales no solamente la
autoridad superior que ordena el acto, sino también los subalternos que la
ejecutan o tratan de ejecutarlo, y contra cualquiera de ellos procede el
amparo” (Revista Judicial, Corte Suprema de Justicia, 1947, pág. 271).
a) la conciencia de los peligros para los derechos fundamentales que importa la eclosión
del poder privado
b) la posibilidad de superar el tenor literal del artículo 12 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales al referirse ampliamente a “actos de autoridad” como objeto del
proceso de amparo.
“Considera esta Sala que para los efectos del juicio de amparo, el
concepto de autoridad y por consiguiente de actos de la misma, no
puede ser exclusivamente formal, esto es, atender a que efectivamente
forme parte de alguno de los Órganos del Estado, sino que además,
debe ser un concepto material, de tal manera que comprenda aquellas
situaciones en que por delegación y otras hipótesis, las personas o
instituciones que realicen actos de autoridad, sean consideradas
materialmente como tales, esto es, cuando las mismas hagan uso de la
facultad de imperio del Estado y realicen actos unilaterales y coercitivos
que se impongan a los gobernados.” (amparo Ref. 11-S-87).
“....Este tribunal cree conveniente dejar claro que el ámbito del amparo
se enmarca dentro de la protección de los derechos esenciales
reconocidos en la Constitución, y éste no será adecuadamente respetado
si se desconociese la realidad actual, en la que aparecen consorcios,
sindicatos, asociaciones profesionales, partidos políticos, grandes
empresas, capaces no sólo de oponerse al poder del Estado, sino
también de amenazar o atacar al individuo en sus derechos
fundamentales(….)
Lo básico para la existencia de la relación procesal en el juicio de amparo, es que
la parte legitimada pasivamente, esto es , el sujeto pasivo de la pretensión, actúe
materialmente como autoridad, por encontrarse de derecho o de hecho, en una
posición de poder; es decir, que el acto de autoridad materialmente considerado
es en sí el contenido del acto mismo. Lo que caracteriza o define al acto de
autoridad, en este sentido, son las características propias del acto sin importar
quien lo ejecuta.” (amparo Ref. 5-M-93 y 6-S-93).
.
“El amparo, como garantía subjetiva, es de larga data en nuestro sistema
jurídico y fue concebido con el objeto de poner límites a las actuaciones
arbitrarias de quien normalmente ostenta el poder, es decir el Estado.”
“Sin embargo, dada la evolución de las relaciones inter-subjetivas que
impone toda sociedad moderna, el Estado o el poder público, único
capaz de alterar o menoscabar el ámbito privado de los particulares, en
concepción típicamente liberal; fue cediendo espacio a poderes o
entidades privados cuyos actos se alejaban de una relación entre iguales
con los particulares, para lo cual la legislación civil, o penal –que son la
normativa idónea para la solución de los conflictos privados-, resulta
insuficiente, pues existe cierto tipo de actividades realizadas por los
particulares o empresas privadas que por concesión de un servicio
público, por ejemplo; o por el tipo de actividad que realizan, son
capaces de romper la tradicional igualdad formal y transformar la
relación jurídica en una desigualdad material, ubicándose fácticamente
una de las partes en una posición de superioridad frente a otro u otros,
semejante a la del predominio del poder público, creándose con ello el
potencial peligro que en dichas relaciones entre particulares exista
vulneración de sus derechos constitucionales.”
En ese contexto, la jurisprudencia del amparo en nuestro país
también ha evolucionado al ritmo del progreso de la sociedad y
superado la tesis de que el amparo es procedente sólo contra actos
de autoridad formalmente considerada; V.Gr. Concejos municipales,
jueces, ministros, alcaldes, magistrados, entre otros.
Con la demanda y con todo otro escrito que las partes presenten
durante el curso del juicio, se acompañará una copia firmada de los
mismos. La Sala formará con tales duplicados y con las copias de
las actuaciones y resoluciones que provea, una pieza por separado,
la cual tendrá igual valor que los originales en los casos de extravío
o pérdida del respectivo proceso.
La pretensión constitucional y sus elementos
(Improcedencia de las nueve horas con dieciséis minutos del día siete de
enero de dos mil diez en el Amparo Ref. 1093-2008. En el mismo sentido se
ha pronunciado en las resoluciones de improcedencia de las ocho horas con
veintidós minutos del día veintiséis de enero de dos mil diez en el Amparo
Ref. 384-2009; y de las nueve horas con un minuto del día veintisiete de
enero de dos mil diez en el Amparo Ref. 523-2009.)
“La incoación del proceso de amparo viene determinada por la
presentación de una demanda, caracterizada como el acto procesal
de postulación que debe contener una pretensión de naturaleza
constitucional, la cual condiciona la iniciación, el desarrollo y
conclusión del proceso, ante el efectivo cumplimiento de una serie
de requisitos legales y jurisprudenciales vinculados al actor, la
autoridad o particular demandado, así como el objeto y la causa de
la misma. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional –v.gr., el
auto de sobreseimiento de 21-VI-2000, pronunciada en el Amp.
213-98- ha definido que el objeto de este proceso –pretensión
procesal de amparo- es una declaración de voluntad en cuyo mérito
se solicita una actuación de la Sala de lo Constitucional, en mirasa
una protección reforzada de los derechos fundamentales” (Imp. de
amparo Ref. 607-2012 de 12-IV-2013).
Elementos subjetivos de la pretensión:
-Actor
Art. 16 Partes: -Demandado
-Tercero
Jurisprudencia
“1. Aunque la delimitación del Órgano Judicial sitúa a la Sala de lo Constitucional
dentro de la Corte Suprema de Justicia, la primera tiene facultad para controlar
las actuaciones de la segunda, con base en su ordenación funcional (es decir, su
propio estatuto, competencias y cauces procesales).
1- Legitimación activa
“…Con relación a ello, es necesario indicar que para la adopción de una medida
cautelar, deben concurrir al menos dos presupuestos básicos, a saber: la probable
existencia de un derecho amenazado –fumus boni iuris– y el daño que ocasionaría
el desarrollo temporal del proceso –periculum in mora–.
En el presente caso, se puede advertir que existe apariencia de buen derecho en
virtud de la invocación de una presunta violación a derechos constitucionales de
los pretensores y la exposición de circunstancias fácticas y jurídicas en las que se
hace descansar su supuesta conculcación, dado que los abogados de los actores
aseveran que estos no fueron notificados de la autorización ambiental concedida a
la sociedad “Eléctrica del Cerén, S.A. de C.V.”.
De igual forma, se puede observar que existe un efectivo peligro en la demora, ya
que de no paralizar los efectos del acto impugnado podría afectarse la esfera
jurídica de los peticionarios, con relación al contenido material de los derechos
que alegan trasgredidos.
En razón de lo anterior, resulta procedente ordenar la suspensión de los efectos de
la actuación controvertida, en el sentido que la autoridad demandada deberá
ordenar el cese de la realización del proyecto “Eléctrica del Cerén”. Lo anterior
mientras se mantenga la verosimilitud de las circunstancias fácticas y jurídicas
apreciadas para la adopción de tal medida. (Auto de admisión en el Amparo Ref.
188-2009, de las ocho horas y veintiún minutos del día siete de mayo de dos mil
diez.)
Suspensión de la aplicación de la ley
A. Asunto de Legalidad.
La Sala se ha referido a esta temática señalando: “… En reiteradas
resoluciones se ha señalado que, en el proceso de amparo, las afirmaciones
de hecho de la parte actora deben justificar que el reclamo planteado posee
trascendencia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable
violación a derechos reconocidos por la normativa primaria pues, si por el
contrario, aquellas se reducen al planteamiento de asuntos puramente
judiciales o administrativos consistentes en la simple inconformidad con las
actuaciones o el contenido de las decisiones dictadas por las autoridades y
que vagamente se enlacen con derechos fundamentales, ello implica que la
cuestión traída al conocimiento de este tribunal constituye un asunto de
mera legalidad, lo que se traduce en un vicio de la pretensión que
imposibilita su conocimiento por esta Sala (…).
Dicha situación motiva el rechazo de la pretensión por falta de competencia
objetiva sobre el caso, ya que decidir al respecto de lo planteado en la
demanda significaría invadir la esfera de la legalidad y obligaría a esta Sala
a revisar dese una perspectiva infraconstitucional las actuaciones de los
funcionarios o autoridades que actúan dentro de sus atribuciones, lo cual
no le corresponde.”
“…no es posible conocer y decidir sobre la pretensión planteada ya que ésta
no se dirige, en realidad, a que este tribunal analice si existen
irregularidades de trascendencia constitucional en el proceso de instancia
aludido sino a que se revise la sentencia judicial cuestionada y así verificar su
validez legal y, por ende, su conformidad con lo preceptuado en las normas
infraconstitucionales, lo que implicaría la suplantación de las competencias
del tribunal de casación que emitió la aludida providencia.
(Sobreseimiento Amparo Ref. 567-2008 de las trece horas con cuarenta
minutos del día once de agosto de dos mil nueve. )
3- Efectos de la sentencia:
Carga de la prueba
Sobre la obligación de probar las afirmaciones sostenidas en ambos extremos
de la relación procesal, la Sala sostiene: “… respecto a lo señalado por el
Fiscal de la Corte en relación a que la carga de la prueba "le corresponde al
actor" es necesario aclarar que tal afirmación no puede, en absoluto, aplicarse
de forma igual en todos los procesos constitucionales, es decir, prescindiendo
de la naturaleza del acto u omisión reclamada. Así, en el caso que nos ocupa,
debe recalcarse que el peticionario reclama contra la inacción del funcionario
demandado. Al respecto, la jurisprudencia de esta Sala ha interpretado que se
invierte la carga de la prueba cuando, como en este caso, la actuación
impugnada se trata no de una acción sino de una omisión.” (Sentencia
definitiva en el Amparo Ref. 348-2004 de las trece horas con cincuenta y
siete minutos del día dos de octubre de dos mil nueve.)
Carga de la prueba para la autoridad demandada