Se lo ha definido en
términos
predominantemente
físicos: como manuscrito
antiguo de pergamino,
donde se conservan las
huellas de una escritura
anterior borrada, a
propósito, para escribir de
nuevo. También se ha
nominado así a una
tablilla hecha con ese fin:
para escribir, borrar y
escribir de nuevo.
Proviene del griego: pálin,
que significa “de nuevo,
otra vez” y de psáo: verbo
rascar.
Un caso histórico fue el de un texto de Arquímedes borrado y seccionado en
dos para reescribir un texto religioso. También podemos imaginar la playa
como una tablilla.
Figuras de dicción y figuras de pensamiento
En estas temporalidades,
contenidas en sus objetos,
habita el otro que viene
hacia nosotros y que
nosotros re-interpretamos –
muchas veces redefiniendo
la mismidad y la alteridad–,
por lo que, para pro-mover
la emergencia de los
sentidos que desliza el
palimpsesto sentimos que
en esas huellas “habla” el
otro que nos-otros
resignificamos-
resignificándonos: el
palimpsesto es recreación
del sujeto, pero surge
cuando vamos-hacia-el-otro,
y a la inversa, cuando el otro
nos con-mueve, interpela,
contradice.
La función de los sentidos y la percepción
Un provinciano, que
por primera vez
visita Lima, observa
que los pasajeros le
dicen al chofer,
cuando quieren
bajar del autobús:
- Baja Francisco
Pizarro
- Baja Javier Prado
- Baja Larco
Herrera
Y, luego,
provinciano le pide
al chofer:
- Baja Jacinto
Mamani.
Lo próximo y lo contemporáneo