Todos quienes participamos en esta clase somos iguales;
queremos ser mejores, somos muy importantes. Los apellidos, honores, méritos, etc., se quedan en la puerta de la entrada. Aquí, antes que cualquier vanidad, somos seres humanos, hombres y mujeres con limitaciones y muchas posibilidades. Todos podemos aprender de todos, y todos podemos enseñar a todos. Nadie da órdenes a nadie. El profesor sugiere, fomenta y promueve un microclima afectivo de respeto y consideración mutua. Tratamos de no complicarnos la vida: hacemos las cosas lo más sencillo posible. Las grandes cosas son sumamente sencillas. Tratamos de mantener la mente abierta; procuramos no prejuzgar. Recuerda que no eres ni más ni menos que nadie; aquí todos aprendemos. Sembramos nuestros propios jardines y adornamos nuestra propia alma, en vez de esperar que alguien nos traiga flores. Todo compromiso aquí establecido se respeta, porque cada uno de nosotros es el resultado de sus acciones.