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Martín del Barco Centenera

Argentina y conquista del Río


de la Plata
Ediciones del poema

Publicado en Lisboa en 1602, el poema fue


reeditado siete veces a lo largo de cuatro
siglos.
1633: Editio Princeps

Contenido: 1340 octavas reales


Marco de referencia: Crónicas del
Descubrimiento y la Conquista
Síntesis del contenido (Campra)
“La descripción de las tribus indígenas, de los grandes
ríos de la zona, de los animales y de otros seres más o
menos míticos que la habitan, ocupan los primeros tres
cantos, mientras que en los veintitrés siguientes se
entremezclan los descubrimientos, conquistas y
rebeliones indígenas, episodios sentimentales,
divagaciones sobre la belleza y astucia de las mujeres
limeñas, ataques de corsarios ingleses. Y la segunda
fundación de Buenos Aires, el Concilio de Lima, un
terremoto en Arequipa, expediciones al estrecho de
Magallanes… Aparte de adulterios, ahorcamientos,
motines, tempestades, que dan motivo a consideraciones
morales sobre los estragos de la codicia y lo mudable de
la fortuna”
Desorden compositivo
Diferencia respecto de los documentos que dan cuenta
del descubrimiento y poblamiento de otros territorios
americanos

“Al entrar en las crónicas sobre la exploración del


Río de la Plata, la entusiasta descripción de islas
perfumadas y sangrientas batallas en ciudades de
encantamiento dejaba paso a la monotonía […]
Ciudades levantadas, desmoronadas y vueltas a
fundar en una llanura igual a la nada, motines por
desesperación, deserciones por hambre […] Los
conquistadores que, deslumbrados por el
espejismo de la plata, se adentraban en estas
tierras, encontraban tan sólo el desengaño”.

Rosalba Campra. “Crónica de un encubrimiento: La


Argentina de Martín del Barco Centenera”.
Dice Ruy Díaz de Guzmán en su Argentina
manuscrita:

“Suele a veces ser a los hombres tan adversos los


sucesos en lo que emprenden, que entendiendo salir
de ellos con honra y acrecentamiento, vienen a dar
en lo ínfimo de las miserias e infortunios. De esta
manera sucedió a nuestros españoles en la
conquista del Río de la Plata, de donde pensaron
salir muchos ricos y aprovechados, y fue tan al
contrario, que no ha habido alguno que hubiese
vuelto remediado a su patria, antes acabaron los
más de ellos sus vidas miserablemente”.
En el caso de Centenera, el fracaso no se
refiere sólo a las condiciones en que se
llevó a cabo la conquista, sino a la propia
vida del autor.

• Llega al Río de la Plata en 1572, con la expedición de


Juan Ortiz de Zárate.
• Pasa en América veintiún años, nueve en el Río de la
Plata, período de sublevaciones y desastres.
• Comienza a escribir su única obra probablemente
alrededor de 1580 y la concluirá en España, a su regreso,
en 1593.
• Publicó La Argentina… en Lisboa y nunca apareció la
anunciada continuación.
Martín del Barco Centenera recordado en esta escultura, parte del
Monumento a España, Buenos Aires
Martín del Barco Centenera

Como la mayor parte de los cronistas, no es


un escritor profesional: escribe en razón de lo
extraordinario de su experiencia, a la que
trata de dar dignidad literaria a través del
respeto por los modelos –alusiones
mitológicas, hipérbole, justificación
testimonial. Pero su misma inexperiencia
hace que la lectura se deslice hacia otros
registros escriturarios
Juicios adversos sobre La
Argentina…

 Versificación pedestre, defectuosa.

 Ingenua visión del mundo.

 Poca credibilidad en el plano histórico.

 “falta absoluta de colorido y emoción”


(Ricardo Rojas).
Valoración del poema por parte de
otros autores
 Algunos resaltan su fidelidad de testigo
presencial de un fragmento de la historia.

 Otros encuentran en él inspiración para sus


propias creaciones: Vicente Fidel López. La novia
del hereje (18689, ambientada en 1578. El texto
abunda en referencias al “buen arcediano”,
proveedor de “vivísimos detalles” sobre el
Concilio de Lima.
Argentina y conquista el Río de la Plata
Desde la perspectiva actual, este texto
pertenece a dos formaciones discursivas
distintas y en consecuencia no puede
clasificarse dentro de ninguno de los
géneros canónicos

 TEXTO  TEXTO
LITERARIO HISTÓRICO
EL POEMA
DE MARTÍN
DEL BARCO
CENTENERA

Y la literatura
Este poema se relaciona con “lo
maravilloso” (tópico de la maravilla)
 Signo de un mundo que no forma parte de la
experiencia del lector:

Y cierto que en pensar yo la estrañeza,


De las cosas que he visto, envelesada
Me queda la memoria, y mi rudeza
En éstasis se pone, enagenada
De toda la humana naturaleza,
Y aviendo de escrivirlo todo, en suma,
La mano está temblando con la pluma (II, 49)
 Placer de la escritura: “que esto del escribir es
venturoso” (I, 7).

 Repertorio de garantías que provee la


experiencia personal:

Tratar tengo también de sucedidos


Y estraños casos que iva yo notando
De vista muchos son, otros oydos,
Que vine a descubrir yo preguntando.
De personas me fueron referidos,
A quien comunicava, conversando
De cosas admirables, cobdicioso
Saber, por escrivirlas desseoso (I, 3).
 La imaginación, muchas veces, supera la
documentación, como se ve en la etimología que
propone para la palabra “Carybe”.
 El conocimiento que tiene Centenera de las lenguas
indígenas le permite justificar la transcripción de sus
discursos.
 Apelaciones al lector que responden tanto a un
tópico literario como a una esperanza de fama o de
mercedes y, más aún, a la necesidad interior de dar
forma lo desconocido, salvando para sí y para los
demás la singularidad de sus vivencias.
 Construcción de sí mismo como personaje sin
pretensiones heroicas, como protagonista de su
propia aventura y no de la Historia.
 Tono menor. Un cierto cinismo (o de sano realismo).
 La flora y la fauna son caracterizadas a través de
una especificación léxica casi obsesiva: “perdices,
pavas, aves muy sabrosas / venados, abestruces que
salada / su carne es buena y sana, muy gostosa, / y
dulces fructas, que ay una apropiada / a guinda.
[…]”.
 El afán de nombrar se ejerce sobre todo los
elementos que el Nuevo Mundo presenta, de allí
el deleite en la enumeración de las tribus
indígenas: “Mahomas, Epuaes y Galchines, /
Timbúes, Cherandíes y Baguaes, / Agates y Nogoes y
Sanasines / Maures, Tecos, Sansones, Mogoznaes /
el Paraná abaxo, y a los fines habitan los malditos
Charuses […]”.
Indígenas del Nuevo
Mundo
En general no se trata de una escritura
celebratoria de las grandezas del Nuevo Mundo;
cuando del puro inventario se pasa a la
descripción, la flora y la fauna adquieren
connotaciones a menudo perturbadoras en su
aspecto.
• La flora puede revestir características más
tranquilizadoras, como es el caso de la flor del
mburucuyá que, al reproducir en sus pétalos y
estambres los signos de la pasión de Cristo, inscribe
milagrosamente el Nuevo Mundo dentro de la
Cristiandad.
• La fauna, en cambio, parece como mucho más
inquietante: “un pexe Palometa, que freilla / pensava una
muger enharinado / de la sartén saltó muy de repente / y un
dedo le cortó redondamente” (II, 44). También el gusano
que se transforma primero en mariposa pero luego en
ratón.
Verdadero “bestiario”
 El carbunclo que proporciona riquezas y poder a quien
sea capaz de arrancarle el espejo que lleva en la frente.
 Animales antropomorfos: “pescados semejantes mucho al
hombre”; “culebras ay, y bivoras, serpientes, / que han tenido
con hombres desafío” (II, 48).
 Seres fabulosos tomados de las mitologías del Viejo
Mundo: “ya se trate de resabios puramente literarios o
de alucinaciones del deseo, tales figuras resultan
incongruentes en las aguas cenagosas del Río de la
Plata” (Campra): “argentinas nimphas”; “La Syrena
también bella y hermosa, / como una bella dama a
parescido / en medio esta laguna y aun gemiendo, / y sus
doradas crines desparciendo” (III, 26).
“Tanto el mundo natural como el mitológico aparecen,
pues, inficionados por algo negativo. Por más que se cante
la abundancia, y la tierra desborde de maravillas
comestibles […] una intranquilidad se manifiesta. En ese
mundo de exceso, la parte que les toca a los españoles es
la carencia […] como si la tierra se vaciara: en la
conquista del Río e la Plata, el mayor flagelo no son los
ataques de los indios, ni los duelos con sierpes
portentosas, sino el hambre […] causa de episodios de
antropofagia” que son contemplados “con horror, sin
duda, pero a la vez distanciados por el adjetivo
incongruente o la caracterización anecdótica. Este
deslizamiento de la materia trágica hacia lo grotesco se
hace más evidente si se compara a Centenera con los
otros cronistas del Río de la Plata” (Campra).
Un hecho horrendo, dixo, lacrimoso
Aquí sucede: estavan dos hermanos,
De hambre el uno muere, y el ravioso
Que vivo está, le saca los livianos
Y bofes, y assadura, y muy gozoso
Los cuece en una olla por sus manos,
Y cómelos, y cuerpo se comiera,
Si la muerte del muerto se encubriera.
IV, 26
• Voluntad fabuladora del poema, que deja mayor espacio
de libertad que la crónica, y se abre a expansiones
ficcionales que Centenera explora.
• Preferencia que Centenera concede a lo grotesco.
• Mecanismos que dan a lo trágico el tono de una
cotidianeidad inevitable. Cada vez que la realidad
muestra su lado feroz, un deslizamiento de registro
provoca la caída de la tensión: “y flechas dan en él como
granizo. / Quedó en breve tiempo tan cuajado / qual vemos
el pellejo del erizo”.
• La exaltación del heroísmo cede lugar a la trivialización:
la exageración truculenta produce un efecto paradójico,
al desmenuzar los grandes problemas históricos en
anécdotas privadas, lo que algunos críticos denominan
“la visión de Sancho”.
El contexto discursivo de producción del siglo
XVI le ofrecía a Centenera el molde de la épica
definitivamente impuesto por Alonso de Ercilla
desde 1569, fecha en que se publica La Araucana,
primera epopeya de tema americano.
El impresionante éxito editorial de la obra
(cuatro ediciones en nueve años) trajo como
consecuencia el auge de la EPOPEYA
ambientada en América, y Centenera no fue
ajeno a este influjo.
Además, su obra responde al modelo
épico en algunos lineamientos:
La Argentina… y el género épico
 es un poema narrativo de tema histórico;
 que describe guerras de expansión
llevadas a cabo por algunos jefes
españoles;
 escrito en octavas reales o heroicas;
 nombrado a la manera de la epopeya
clásica (La Argentina, como La Odisea o La
Eneida);
 dividido en cantos.
Una característica
fundamental del
género épico
consiste en ser un
poema nacional que
exalta en la figura del
héroe valores
considerados como
trascendentes y
propios del ethos
nacional
Diferencias de La Argentina… respecto
del modelo épico
Los jefes españoles no están vistos como héroes, se
resaltan más bien sus flaquezas; no luchan por
valores trascendentes sino por sus propias
ambiciones: son intemperantes, lujuriosos y ávidos
de riquezas

 Pedro de Mendoza: un gran guerrero pero ávido de


riquezas y vanidoso. Muere de regreso a España sin haber
protagonizado ningún encuentro bélico.
 Juan Ortiz de Zárate: tampoco se destaca en batalla.
 Juan de Garay: es el único que se presenta dirigiendo
una acción bélica, pero es descripto como un gobernante
despiadado
Monumento a Pedro de Mendoza, fundador de
Buenos Aires, en Parque Lezama, Buenos Aires
Diferencias de La Argentina…
respecto del modelo épico
No se presentan grandes enfrentamientos con
los indígenas

 Canto III: primera fundación de Buenos Aires. Los


enfrentamientos narrados se producen entre españoles (el
asesinato de Osorio, urdido por Salazar, y la derrota de
Ayolas, al frente de la expedición luego de la muerte de
Pedro de Mendoza).
 Canto XXI: segunda fundación de Buenos Aires. Presenta
características similares: la reacción indígena y el
enfrentamiento subsiguiente es narrado en tres estrofas y el
resto del canto se dedica a la rebelión delos mestizos contra
Garay.
Así como en La Argentina no hay personajes
que desempeñen el rol del héroe, tampoco
existen enfrentamientos de magnitud ni
jefes que lleven adelante tácticas militares.
La conquista rioplatense no se percibe en
la obra como una acción coherente y
homogénea del imperio español sino como
una lucha por el poder entre los mismos
españoles, en una inmensa tierra de nadie,
donde el objetivo es sobrevivir y el indio
actúa como comerciante, porque el
verdadero enemigo es el hambre.
Esto es así porque La Argentina los personajes españoles,
sus parlamentos y las situaciones que protagonizan no
responden a los cánones de la épica sino a los de la
historiografía.
Es interesante destacar cómo resuelve Martín del Barco
Centenera el problema delas dos formaciones discursivas,
en uno de los últimos cantos del poema:

El caso diré yo, sin fictiones


será, que aunque mi musa en verso canta,
escribo la verdad de lo que he oído
Y visto por mis ojos y servido.

(XXV, 12, 5-8)


“mi musa” “la verdad”

Bifurcación del sujeto de la enunciación:

 un yo poético que escribe en  Un yo empírico que escribe


verso y responde a una la verdad “sin fictiones” y, en
serie de convenciones consecuencia, responde a la
literarias. historiografía.

Literatura e historiografía
DEL BARCO CENTENERA
Y EL NOMBRE DE
NUESTRO PAÍS
En un mapa
portugués de 1554
se refieren a la
región como "Terra
Argentea“.
La latinización del
nombre se produce
en 1602, cuando
Centenera bautiza
su poema a
imitación de La
Araucana
Para concluir

NUEVA VALORACIÓN
DEL POEMA
Si bien no se trata en rigor de un poema
épico en el que pudieran verse los orígenes
gloriosos de la comunidad y, en
consecuencia, servir aun proyecto
identitario, La Argentina nos habla “desde sus
octavas prosaicas y mal medidas, de
hambres, angustias, miedos y fracasos, en
definitiva, de una empresa de hombres, no
de héroes”.

SilviaTiefemberg. “Disputas y debates en


torno a un poema: La Argentina”
“Es cierto que a menudo la versificación de
Centenera tiene un carácter esforzado y que no
es fácil orientarse en la multitud de detalles que se
acumulan al parecer sin ningún plan […] más allá
de las influencias fácilmente reconocibles, de las
previsibles alusiones mitológicas, de los tópicos
moralizantes, y más allá de los ecos de Ercilla, en
La Argentina se percibe, precisamente, la
aventura de una conquista sin hagiografías,
delineada por la cotidianeidad del horror. Una
conquista en la que el mito no echa raíz; las perlas
se transforman en polvo, y el canto de la sirena,
que Centenera asegura haber oído suena más bien
como un lamento”.
Rosalba Campra
“Tal vez ese carácter poco exaltante sea el
motivo del desdén con que lo han tratado las
historias de la literatura, y tal vez ese sea uno de
los motivos de su rescate en nuestros días. En la
ironía desmitificadora con que el fracaso está
narrado, en las frecuentes reflexiones
metatextuales, en la trama desflecada del texto
de Centenera –imagen de una vida sin
certidumbres- nos parece ver una modulación
particular de esa actitud que suele llamarse
posmoderna”

Rosalba Campra

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